sábado, 12 de mayo de 2012

Operación Mincemeat (Carne Molida)

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Luego de la campaña de África no cabía ninguna duda que la próxima operación Aliada, por varias razones, tenía que ser Sicilia. La isla representaba un peligro potencial para los Aliados en el Mediterráneo y era la puerta de entrada a Italia.   Los alemanes también pensaban que el sur de Italia sería el próximo objetivo Aliado, pero no estaban seguros sobre cuál sería el lugar donde intentarían desembarcar.


Sicilia es una gran isla con una topografía muy difícil, por lo escarpada y que en consecuencia favorecía a los defensores.  Si los mandos ítalo-alemanes lograban presagiar el punto o puntos de desembarco, era posible que pudieran hacer fracasar las operaciones Aliadas.   En consecuencia, para los Aliados, mantener en absoluto secreto los puntos de desembarque, era de vital importancia, pero no suficiente, porque no se podía evitar que los alemanes dedujeran los lugares escogidos.
Dos jóvenes oficiales británicos, el Teniente Comandante Ewen Montagu y el Líder de Escuadrón Sir Archibald Cholmondley, representantes de inteligencia de sus respectivas armas en el “Comité de Interservicio XX” encontraron una posible solución ideada por Cholmondley y respaldada por Montagu.   La idea era plantar documentos falsos en un cadáver y dejar que éste cayera en manos de los alemanes.   Para el “Comité de Interservicio XX” la idea era un tanto fantasiosa, pero al final Cholmondley y Montagu lograron convencerlos y fue aceptada.
La idea en su conjunto era muy simple, pero hacer que se convirtiera en evidencia creíble por los alemanes, era otra cosa.  La estratagema se basaba en la premisa de que la Operación Husky, como fue llamado el plan para la invasión a Sicilia, era de tal magnitud y tan cerca de las líneas alemanas, que sería imposible de ocultar.  Si la inteligencia alemana lograba descubrir el engaño, podían asegurar que el ataque se llevaría a cabo en Sicilia y estar lo suficientemente preparados para recibir a los invasores.
La misión era muy compleja.  Primero conseguir un cadáver adecuado, segundo cómo hacerlo llegar a las manos de los alemanes de forma que pareciera accidental y tercero qué información suministrar, para que la trampa fuera verosímil para el enemigo.
Consideraron la posibilidad de descendiera en un paracaídas parcialmente abierto, pero fue descartado porque difícilmente el tripulante de un avión podía cargar documentos tan secretos.   El cuerpo no podía hacerse pasar por un correo, puesto que no cabía la posibilidad de que un correo militar viajara a través de territorio enemigo.  Por último, una autopsia demostraría que el cuerpo no murió por el impacto.   Una posibilidad alternativa era que el cuerpo llegara a las líneas alemanas por mar.
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El equipo de inteligencia decidió que el cuerpo podía simularse que pertenecía a un correo muerto en un accidente aéreo y que días después era varado en las playas enemigas.   La forma más expedita para entregar el cadáver era mediante un submarino que lo depositaría cerca a la playa, para que las corrientes marinas lo llevaran a tierra.
Habiendo una estrecha relación de amistad entre el gobierno de España y el de Alemania, la costa española era una buena solución, por cuanto que se descartaba que el gobierno de Franco cooperaría ampliamente con los alemanes, asegurando una pronta entrega del cuerpo a la inteligencia alemana, Abwehr.
El siguiente problema a solucionar, era encontrar un cadáver que sirviera para el propósito, con la edad, apariencia, y causa de muerte adecuada para la operación.   La búsqueda del cuerpo debía ser muy cuidadosa para evitar que trascendiera al público y a la inteligencia alemana.   La autorización para utilizar el cuerpo sin dar mucha información sobre el uso que se daría al cadáver, era también un problema difícil de resolver.
El médico patólogo y forense Dr. Sir Bernard Spillsbury, revisó el cadáver de un hombre de 34 años recién fallecido que según su criterio cumplía con las condiciones para que apareciera como el cadáver de una persona muerta por inmersión.   La causa de muerte era la adecuada y la cantidad de fluidos que tenía en los pulmones podía reforzar la idea de que estuvo flotando en el mar, durante varios días.   Montagu quedó satisfecho con el informe del Dr. Spillsbury.
El siguiente paso para Montagu era contactar a la familia del difunto, quien recibió las garantías de que el cuerpo sería usado para una noble causa patriótica y que al final recibiría una digna sepultura, aunque con otro nombre.   La familia accedió con la condición de que su identidad jamás sería divulgada.   En ese momento, Montagu llegó a la conclusión de que la operación era factible y era tiempo de ponerle un nombre; haciendo gala del típico, macabro humor británico, escogió el nombre: Mincemeat, que en castellano se traduce como "Picadillo" o "Carne Molida".
Restaba ahora crear una nueva identidad para el cadáver del supuesto correo.   Primero pensaron en que debía ser un oficial del ejército, pero el trámite burocrático para identificar las bajas era muy complicado y creaban la posibilidad de una fuga de información debido a algún funcionario curioso que contaría el caso como un chisme.    Las dificultades de encontrar un uniforme naval, descartaban la posibilidad de asignarlo a la Royal Navy.   Finalmente, decidieron que pertenecería a la Infantería de Marina.  Había una sola dificultad pendiente y era que el Cuerpo de los Royal Marines no era muy numeroso y prácticamente todos sus miembros se conocían entre sí.   Decidieron usar el nombre William Martin debido a que ese era un nombre muy común entre los infantes.  Al listarlo en los periódicos podría ser cualquiera de los muchos William Martin en servicio alrededor del mundo.
El siguiente paso para Montagu era fabricar la identidad para que el Mayor William Martin se convirtiera en una persona real.   Lo primero fue buscarle una novia, con fotografía y cartas de amor, todo lo cual fue suministrado por el personal femenino del equipo de Montagu.   Se creó todo un juego abundante de pertenencias que incluían una carta de su padre, llaves, monedas, fósforos, ticket de teatro, una carta del gerente de un banco sobre su cuenta sobregirada y en fin, todo lo que suelen cargar los bolsillos de un hombre.  Luego Montagu ubicó a la persona viva con un parecido aceptable con las facciones del cadáver y que podría fotografiarse para crear la tarjeta de identificación falsa.  Para reforzar la identidad descuidada de William Martin, la nueva tarjeta de identificación era un reemplazo de la tarjeta No. 09650, "perdida" por Martin.  El número original era el número real de la identificación de Montagu.
Quedaba por preparar los documentos que llevaría el maletín de Martin.   Los falsos documentos indicaban que primero se invadiría una isla que obviamente podían ser identificada como Cerdeña y para llevar a cabo ataques desde dos direcciones diferentes, también se planeó incluir un desembarco en las cercanías de Kalamata en Grecia.
En vez de intentar algo tan traído de los cabellos como hacerle llegar a Hitler los planes completo de la invasión, idearon algo más sutil como es una carta personal, de un alto oficial a otro alto oficial, comentando la operación en los términos correctos para asegurar que no se malinterpretara su significado.   Montagu decidió que debía tratarse de una carta escrita por el General Sir Archibald Nye, Sub Jefe del Estado Mayor Imperial y dirigida al General Sir Harold Alexander, comandante británico en el norte de África bajo el mando del General Eisenhower.
En la carta, Nye explicaba a Alexander por qué la solicitud de Eisenhower para la operación de engaño centrada en las islas griegas había sido negada.  La operación de engaño había sido planificada para ser lanzada desde Egipto por el Mariscal de Campo Sir Henry Wilson, comandante en Jefe del Oriente Medio.
La carta tenía dos propósitos.  Sugería que se lanzarían dos operaciones en el Mediterráneo.  Identificaba a Sicilia como la operación de engaño para una verdadera operación en el oeste.   Eso sugería a Cerdeña y a Grecia en los Balcanes.
Para corroborar la carta de Nye, el Mayor Martin también llevaba una segunda carta de Lord Louis Mountbatten, Jefe de Operaciones Combinadas dirigida al Almirante Cunningham, Comandante en Jefe de las Operaciones Navales en el Mediterráneo.   La carta indicaba el propósito del viaje del Mayor Martin, un experto en operaciones anfibias prestado por Mountbatten para las operaciones en el Mediterráneo.   Como presentación de Martin, Lord Mountbatten mencionaba que Martin lo había hecho bien en Dieppe, aunque la operación fue un fracaso por culpa de los oficiales a cargo de las operaciones terrestres.   La carta contenía también un comentario al margen, acerca de que las sardinas estaban racionadas en Gran Bretaña, parte de la carnada del anzuelo, en un juego de palabras que en inglés relaciona la palabra “sardina” (sardine) con el nombre en inglés de la isla de Cerdeña (Sardinia).
El Mayor Martin salió de Inglaterra el 19 de abril de 1943, en un contenedor de latón con hielo seco, a bordo del submarino HMS Seraph comandado por el Teniente Comandante N. A. Jewell, quien más tarde ocuparía cargos importantes en la Marina con el rango de Almirante.   La operación casi termina en desastre cuando un avión británico atacó por error al submarino.   Sin otro incidente, el día 30, antes del amanecer, el submarino emergió a una milla de las costas de Huelva en España, lugar lo bastante lejos como para que fuera posible que el cuerpo apareciera en la costa de Gibraltar.   La tripulación subió el contenedor de latón con el cuerpo de Martin a la cubierta y Jewell ordenó bajar a los marineros al interior del submarino, quedándose sólo con los oficiales en cubierta.   Hasta ese momento, sólo Jewell sabía el contenido del contenedor.   Les explicó rápidamente a los oficiales sobre lo que estaban haciendo, les tomó juramento para mantener la operación en secreto y prepararon el cuerpo para echarlo al agua.  Inflaron el chaleco salvavidas, se aseguraron que el maletín con documentos estuviera bien esposado a la muñeca del cadáver y después de rezar una oración del Servicio de Entierros Navales, lanzaron el cuerpo al agua.   Muchas horas después, el cadáver de Martin era rescatado en la costa española.
Después del supuesto retardo diplomático y burocrático, el gobierno español le entregó el maletín, aparentemente sin abrir, a la embajada de Gran Bretaña.   En Londres, un análisis microscópico de los sobres con las cartas indicó que sí habían sido abiertas y luego cuidadosamente cerradas.   No había dudas que seguramente todo el material fue fotografiado.
El cuerpo fue enterrado en el Cementerio de la Soledad en Huelva con todos los honores militares del caso y rodeado de flores enviadas por "su novia" y "familiares”.   La edición del 4 de junio del Times publicó la nota mortuoria, en la lista de bajas, dando cuenta del fallecimiento de Martin.
Los reportes de inteligencia de la Abwehr calificaron a los documentos como auténticos y fueron enviados a Berlín.   Una vez en el despacho de Hitler, el 12 de mayo de 1943, el Führer emitió la orden dando prioridad a las operaciones en Cerdeña y el Peloponeso y ordenaba el reforzamiento de las defensas en Córcega y Cerdeña.   Seguidamente envió al Mariscal Rommel a Grecia y también reforzó los Balcanes con fuerzas Panzer adicionales retiradas del Frente del Este.
Epílogo
La Operación Husky (invasión de Sicilia) se llevó a cabo desde el sur mientras todas las defensas alemanas estaban dirigidas al norte, hacia Cerdeña, y los torpederos Botes-S estaban patrullando la costa griega.   La operación Aliada fue todo un éxito y culminó con la invasión de Italia.
Cincuenta y tres años después, el historiador británico Roger Morgan publicó un libro donde dice que según sus investigaciones, el cadáver que fue desembarcado en Huelva en 1943 era el de un hombre llamado Glyndwr Michael, un vagabundo, hijo de padres iletrados de la villa minera de Welsh, que no hizo nada bueno en su vida, pero que después de muerto brindó un invalorable servicio a su patria.  Si eso es cierto queda develado el secreto del llamado "el hombre que nunca fue" episodio que fue llevado a la pantalla con la película titulada "The man who never was."
Algunas publicaciones indican, que Glyndwr Michael murió de neumonía, otros que se suicidó con veneno para ratas y otros que murió de una dolencia hepática.   En cuanto al cadáver enterrado en el cementerio de Huelva, sigue siendo un misterio porque hay quienes afirman, que en esa tumba se encuentran los restos de un marinero que murió en el hundimiento del portaaviones británico HMS Dasher que fue atacado por error por fuerza amigas el 27 de Marzo de 1943.   Eso indicaría que el cadáver de Martin fue enviado a Inglaterra.
La tumba número 14 del sector San Marcos en el Cementerio de Nuestra Señora de la Soledad, en Huelva tiene la siguiente inscripción:
William Martin

Nació el 29 de marzo de 1907
Murió el 24 de abril de 1943
Hijo muy querido de
John Glyndwyr Martin y de Antonia Martin,
de Cardiff, Nueva Gales.
DULCE ET DECORUM EST PRO PATRIA MORI
R.I.P.
Glyndwyr Martin
Sirvió como el Mayor William Martin, RM

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